¿Qué pasa cuando uno crece y el entorno (la familia, la pareja, entorno social…) no lo hace?

¿Qué pasa cuando uno crece y el entorno (la familia, la pareja, entorno social…) no lo hace?

Cambiar, mejorar, evolucionar son hechos inherentes a nuestra vida. El cambio es inevitable y los humanos tenemos un potencial de crecimiento muy grande. 

Pero, ¿Qué pasa si veo que yo evoluciono y mi pareja no? ¿Si quiero un nuevo estilo de vida y mi familia o amigas no me apoyan? Esta es una situación con las que muchas personas llegan a consulta. 

 

Si una crece y el entorno no lo hace, habrá que escoger: o te encoges para seguir en el mismo lugar para encajar; o te sitúas diferente en este entorno; lo que no significa abandonar el entorno si no se quiere o no se puede, sino que puede implicar “construir una cuerda” más flexible o más larga que nos una. Por ejemplo, en una familia podría ser permitirse ser una misma agradeciendo y soltando ciertas creencias o valores familiares para sustituirlos por otros más afines a la naturaleza de una misma.

Vivir jugando a ser un personaje para encajar y ser lo que una no es

conlleva consecuencias negativas.

 

Lo más importante es trabajar y crear o escoger un entorno flexible que permita que cada una pueda crecer. No obstante, si es la familia que nos ha tocado; tendremos que trabajar para tener una nueva relación que nos permita ser nosotras mismas más allá de los mandatos y lealtades familiares. Este es el objetivo de nuestra autonomía y poder personal.

Los entornos muy cerrados y rígidos viven los cambios como una amenaza. Y es verdad que cualquier cambio puede conllevar miedo al cambio y algunas resistencias, pero aun así no te paralices. Empieza poco a poco expresando lo que necesitas, escuchándote, escuchando y pasando a la acción en equipo. Así se van logrando resultados y cada uno consigue resituarse de nuevo. 

Lo adaptativo es que el entorno sea capaz de adaptarse, de evolucionar y renegociar las relaciones y los pactos de forma flexible y teniendo en cuenta las necesidades de cada persona según va creciendo personalmente.

Si el entorno es flexible, sabrá como adaptarse y apoyarnos el tiempo que necesitamos para lograr el cambio y después todos encontraran un nuevo equilibrio. 

Pero ¿y si este apoyo nunca llega? A veces no nos quedará otra que dar el primer salto a solas. Siempre podemos empezar por buscar el apoyo fuera de casa, en entornos con valores y estilo de vida similares a los que estoy integrando.

Lo importante es no parar tu crecimiento y la búsqueda de tus cambios.

 

Así que, acuérdate de estos puntos:

  1. Cambia la revolución (lucha) hacía fuera por la reivindicación de ti misma. Cambia la visión de lo que es correcto para ti. No existe una norma. La norma la decidimos nosotras a través de conocernos mejor
  2. Exprésate. Se habla mucho de escuchar, empatizar. Pero no nos podemos olvidar que expresar nuestras necesidades y nuestra voz es imprescindible.
  3. Permítete el derecho de ser tu misma.
  4. Trabaja para sentirte orgullosa de ti y decide mostrarte
  5. Mírate al espejo hasta conseguir decirte cosas bonitas. Tus fortalezas. Así se irá la impostora.
  6. Busca en tu historia logros, retos, aprendizajes, recursos que has utilizado en otros momentos de tu vida.
  7. Utiliza los conflictos, miedos y malestar para aprender y avanzar.
  8. Trabaja el dar y recibir: confía para abrirte al entorno y a la vez, aprende a marcar límites para protegerte.

Tatúate estos ocho puntos en tu corazón.

 

Y Un apunte antes de acabar… 

¿Serás MENOS buena persona si sigues tus necesidades? ¿Esto es egoísmo?

Vivimos en una cultura que ha sido muy moralista (bueno o malo) con un sistema educativo que castiga el error. No encajar en esto no significa ser bueno o malo, sino que tu esencia busca otros elementos, otros entornos.

Pero con estos mensajes sociales, aparecen la culpa y la vergüenza. Por eso se dice que son emociones muy sociales. Nos hacen pensar que estamos equivocados. O que no somos correctas. Así construimos corazas de perfeccionismo, de “la buena esposa”, “la madre 10”, “la buena hija”… Y un largo etcétera.

 

Estas corazas nos ayudan a encajar, pero nos desconectan

 de nosotras mismas.

 

El proceso de autoconocimiento es reivindicarnos a nosotras mismas.

Quitarnos etiquetes de encima.

Buscar en TU historia momentos más espontáneos, tu Yo más natural

para recuperarlos dándoles fuerza y forma CADA DÍA.

 

¿En qué sientes o cuando sientes que tu entorno es un freno para ti?

 

Espero que te sea útil este artículo.

Un abrazo,

Eli

No hay comentarios

Escribe un comentario